En nuestra Tierra de Mujeres hemos logrado construir un proyecto político desde el sentipensar de las mujeres mayas, donde las niñas, adolescentas, jóvenas y abuelas va bordando nuevas formas de tejer relaciones, de ser y habitar la vida en el territorio. El Xokbilchuy (punto de cruz) que hemos bordado se matiza de la memoria y saberes de nuestros abuelos y abuelas, la búsqueda del entendimiento de nuestra realidad y el nacimiento de propuestas desde nosotras. Creemos que juntas vamos fortaleciendo nuestro óol (espíritu) cuando nos acompañamos, nos escuchamos, nos abrazamos y acuerpamos en un sueño donde son posibles muchos mundos para todas y todos. Vamos recuperando los saberes y prácticas que hacen salud, la elaboración de la medicina natural, la recuperación de la memoria comunitaria en un diálogo entre la niñez y los abuelos, en nuestra escuelita de mujeres “Juntas Florecemos la Vida” donde polinizamos los sueños de todas, en los espacios donde aprendemos y construimos la promoción de la salud comunitaria, en la organización comunitaria para la salud, en los espacios de cuidado colectivo y sanación que fundamentan la fuerza del espíritu que requieren estos tiempos. Vamos abriendo nuestros espacios a la región, para tejer el tsikbal (diálogo) con otras mujeres cuidadoras o guardianas de la vida en el territorio como una apuesta de seguir guardando la existencia de las primeros abuelos y abuelas.
¿Qué queremos hacer?
Queremos abonar a la transformación de la vida de nuestras comunidades, en nuestro territorio maya peninsular. Incidir en nuevas formas de relaciones, más justas, equitativas, donde existan condiciones que posibiliten la vida digna para nosotras y todos los seres y elementos que habitan el territorio. Esto mediante una política de lo colectivo, lo común, del cuidado.